Cuestión primordial para el abogado en el momento de preparar el escrito de proposición de prueba en una cuestión generalmente compleja cual suele ser concretamente la prueba pericial contable y/o económica, es conocer cómo ha de formular las cuestiones y preguntas al perito para obtener un dictamen o informe favorable a sus pretensiones en interés del pleito.
La única forma de conseguirlo es determinar cuáles habrían de ser las respuestas que el abogado desearía que el perito plasmara en su dictamen o informe que fueran coincidentes con sus intereses y en razón a tales respuestas formular en el escrito de proposición las preguntas con las que se obtengan las respuestas satisfactorias deseadas.
El siguiente cuento viene aquí a colación para ilustrar lo expuesto.
En un convento un novicio, finalizadas las labores que le había asignado el abad, paseaba por el claustro fumando un cigarrillo. Se le acercó otro novicio y le espetó:
– Pero como ¿estas fumando?
A lo que el primero respondió:
– Claro, ¿porqué no? ¿acaso es pecado fumar?
– Yo pregunté al abad si podía fumar y me dijo que no.
Sorprendido el que fumaba, preguntó:
– Pero tú ¿cómo se lo preguntaste?
– Le dije: Padre ¿puedo fumar mientras rezo?
– ¿Y qué te dijo?
– “¡Nooo. Nada debe distraer el acto de la oración! ¡No puedes!”
– Hiciste mal la pregunta. Yo le pregunté lo mismo pero de otra forma.
– ¿Qué le dijiste?
– Le dije: Padre ¿puedo rezar mientras fumo?
– ¿Y qué te respondió?
– Me dijo: “Sí hijo si. La oración es siempre bien recibida por Dios cualquiera que sea la actividad que se está realizando”
– ¡Ah! – exclamó el otro.
El abogado debe plantearse y razonar qué le conviene y desea que el perito plasme en su dictamen o informe en prueba pericial contable y/o económica a proponer y en razón a tales respuestas formular las cuestiones o preguntas adecuadas como convenientes; es decir, lo mismo que el novicio del cuento.
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